Obesidad infantil: la crisis silenciosa que demanda acción

En los últimos 25 años, la obesidad infantil ha dejado de ser una preocupación marginal y se ha convertido en la forma de malnutrición más prevalente en el mundo. Más de 390 millones de niños y adolescentes de entre 5 y 19 años padecen sobrepeso u obesidad, lo que representa un claro llamado de alerta. Este fenómeno no solo afecta la salud física, sino que mina el rendimiento, la autoestima y puede marcar la vida futura. En MioBio creemos que la alimentación para deportistas y la alimentación personalizada no son solo para quienes ya entrenan fuerte, sino que tienen un papel crucial en la prevención de este tipo de problemas desde la infancia.

 

¿Qué nos dice el informe de UNICEF?

 

Desde el año 2000 hasta 2025, la prevalencia de bajo peso en niños ha bajado del 13 % al 9,2 %, mientras que la obesidad ha escalado del 3 % al 9,4 %. En términos absolutos, el número de niños y adolescentes (5‑19 años) con sobrepeso u obesidad se ha duplicado, pasando de ~194 millones a ~391 millones en ese periodo. No se trata solo de alimentación: el estilo de vida sedenteario, el uso excesivo de pantallas, la publicidad de ultraprocesados y bebidas azucaradas, y la facilidad para acceder a esos alimentos son factores decisivos.

 

¿Por qué ocurre esto? Factores clave

 

  • Ambiente obesogénico: Viviendas, escuelas y ciudades que promueven más el sedentarismo que la actividad física.
  • Ultraprocesados y bebidas azucaradas: Son accesibles, baratos, atractivos y están muy presentes en el día a día de los niños. En muchos países, representan una parte importante de la ingesta calórica total.
  • Publicidad dirigida y precios: La publicidad de snacks, refrescos o comida rápida inunda los medios que consumen los jóvenes. Además, los alimentos saludables muchas veces tienen precios poco competitivos.
  • Factores socioeconómicos: Las familias con menos recursos tienen más dificultades para acceder a alimentos de calidad, nutrición personalizada o espacios seguros para hacer ejercicio.
  • Intervenciones tempranas insuficientes: Aunque hay programas para padres, visitas domiciliarias o campañas informativas, el informe señala que muchos de estos esfuerzos aún no han logrado impactar significativamente en el IMC de los niños al cabo de los primeros dos años.

 

¿Qué podemos hacer? Propuestas desde la alimentación funcional y personalizada donde MioBio puede aportar muchísimo valor:

 

  • Diseñar dietas infantiles adaptadas que promuevan una alimentación para deportistas: más frutas, verduras, proteínas magras, grasas saludables, menos ultraprocesados. No se trata de llevar a los niños al gimnasio, sino de que coman bien y de forma equilibrada.
  • Planes de catering deportivo para colegios: proporcionar menús saludables en centros educativos, con opciones sabrosas, variadas y funcionales, para que los niños coman bien incluso fuera de casa.
  • Educación práctica para familias: talleres de cocina para deportistas adaptada a los más pequeños, donde los padres aprendan a preparar recetas funcionales que fomenten buenos hábitos desde casa.
  • Promover políticas saludables: colaborar con organismos locales para regular la publicidad de ultraprocesados dirigida a menores, mejorar el acceso a espacios para la actividad física, asegurar que los alimentos saludables sean accesibles económicamente.
  • Intervenciones tempranas efectivas: actuar desde el embarazo, primeros años de vida, inculcando buenos hábitos de sueño, horarios, actividad física, y alimentación personalizada desde edades tempranas.